sábado, 9 de octubre de 2010

Los portátiles. Haciendo difícil lo fácil.

Uso el término portátil con mucho cuidado porque hoy en día tenemos en el mercado desde los ultraportátiles o subnotebooks, hasta equipos con unas prestaciones y tamaño considerables.
Pero todos tienen en común algunas cosas que ahora comentaré.

Para empezar no existen los portátiles clónicos. Bueno, por ahí está la marca Advent que es lo más aproximado a un clónico que conozco pero, en cualquier caso, el mercado de portátiles está casi copado por marcas, que además en algunos casos son especialistas en portátiles como podrían ser Toshiba o Sony. Y perdón por hacer publicidad.

Pero eso no es lo que me ha llamado la atención, desde el punto de vista de "La dura vida del informático". Lo que me llama la atención es como salen los portátiles de la caja.

Para empezar, lo normal es que te "cuelen" el S.O. de Microsoft, te pongas como te pongas, sobre todo si compras en El Corte Inglés, Media Markt o Carrefour. Pero, vaya, ese tema tampoco me parece técnicamente relevante. Siempre puedes ir a la web de Dell y hacerte tu portátil a tu gusto o, si somos más exquisitos, a Apple.

El caso es que estrenas tu flamante portátil, corres una pequeña aplicación para configurarlo para el primer uso y, ¿qué te encuentras?.
Lo primero y principal es que, probablemente, te hayan preinstalado una versión de Office y un antivirus en versión de prueba. Con lo cual, desde el punto de vista profesional, lo primero que haces es quitarlo. Un equipo nuevo y ya estás desinstalando cosas. Que sí, que no pasa nada, pero ya estás cacharreando y te da la sensación de que el nuevo portátil ya no está absolutamente inmaculado.

Pero si en lugar de trabajar en esto eres un particular que estrena su primer ordenador, posiblemente te encuentres, una vez agotado el periodo de prueba, que debes pagar por el software que, irreflexivamente has estado usando y que pensabas que ya era tuyo por el mero hecho de comprar el portátil. No diré que sea un fraude, pero es engañoso para el usuario poco experimentado.

Volviendo al tema profesional descubres -especialmente si usas XP- que en la parte inferior derecha de la barra de tareas han aparecido, a veces, más de diez iconos. El software de gestión de la webcam, el del touchpad, el de la wifi, el de la gráfica, el del bluetooth, el de las baterías, el silenciador del CD...
Y, es altamente probable que integrado con el escritorio tengas algún iconito del fabricante del ordenador para gestionar el correo, la grabadora de DVD, el navegador, etcétera.

Puede que yo sea un poco radical pero todo eso es basura inútil. El usuario no lo va a utilizar y finalmente termina dando problemas.

Pero lo peor de todo es una nueva moda que ha corrido como la pólvora: no dar DVD de recuperación. Teniendo en cuenta el valor físico del soporte DVD está práctica sólo tiene un adjetivo: MISERABLE.

En una partición oculta, el fabricante pone el software para que el propietario se cree por sí mismo sus propios DVDs de recuperación. Me encanta la filosofía de Ikea... siempre y cuando pueda elegirla voluntariamente, no cuando me la imponen.
A saber cuantos propietarios, por desconocimiento, desidia o torpeza no han perdido para siempre su valioso software de recuperación por el que, además, pagaron.

Aún así, hay propietarios minuciosos dispuestos a obtener, antes de nada, los DVDs de recuperación siguiendo las instrucciones del programita instalado al efecto. Si estamos hablando de ultraportátiles... ¡no pueden, porque no llevan regrabadora!. Que no intenten con una unidad USB porque no funcionará. Comprobado. Que no intenten con una unidad compartida en red porque no funcionará. Comprobado. ¿Qué pueden hacer entonces? Pues no hay más narices que comprarse la docking station del fabricante con lo cual hay que volver a pasar por caja y resulta que el subnotebook ya no es tan barato como parecía.

Y hablando de particiones, el "iluminado" que decide la partición de los discos duros de algunos portátiles debería estar en la cárcel. Se encuentra uno con discos de 300 GB con particiones de 25 GB para el sistema operativo. En cuanto el usuario instala cuatro programas se encuentra con el disco lleno.

Y si todo esto acontece sobre un ordenador sobre el que corre un Windows Vista, entonces empiezas a plantearte seriamente si cortarte las venas o arrojarte a la vía del tren.

He reinstalado varios portátiles con sus correspondientes CDs o DVDs de recuperación y han funcionado bien... al principio. Pero he adoptado una nueva política. Ahora, cuando tengo que hacerlo, instalo un XP o un 7 limpios, desde cero. Me quito toda la morralla de los fabricantes, que no es más que software redundante y casi siempre innecesario. Y los resultados, de verdad, suelen ser estupendos. Particiono como quiero, el portátil va más rápido, el usuario trabaja más a gusto y al menos sabes qué es lo que está corriendo en segundo plano.

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